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viernes, 25 de febrero de 2022

El Dorado observa con ojo de lupa los sucesos de la invasión rusa a Ucrania

Bacatá (CUN) | El Dorado muestra su preocupación ante la agresión militar deliberada de Rusia a Ucrania, iniciada el 24 de febrero de 2022. Condena la acción de Rusia, la complicidad de Bielorrusia y el apoyo de dictaduras como Cuba, Nicaragua y Venezuela. 

Es un descaro culpar a los Estados Unidos o a la OTAN, cuando las amenazas provenían desde Moscú a Ucrania de forma diaria. Las advertencias dadas desde la Casa Blanca en Washington sobre los planes de Moscú definitivamente se cumplieron ante el escepticismo de todo el mundo. La ironía de Rusia, cuyo presidente Vladimir Putin, tuviera la osadía de lanzar el mensaje de la invasión justo en el mismo instante que la ONU se reunía para debatir el tema, es una muestra del irrespeto a este organismo, del que tanto le exigen para que a los otros países cumplan con lo que le imponen o peor, del que tanto se reúnen para condenar siempre a determinados países que sólo se defienden del terrorismo y del odio.

El descaro de la invasión, de fingir retiradas, de decir que sólo se atacaba un frente o de "defender" derechos humanos, cuando en complicidad de otro país lanza ataques a toda la nación ucraniana y hay civiles de por medio, es imposible de apoyar o defender, aún cuando al autócrata lo amen por Internet.

En el micronacionalismo se ha visto casos en varios idiomas, de aquellos que ya se creen potencias o el mismísimo Higlander, cuando sabemos que detrás de nuestros dispositivos de conexión a Internet, somos simples mortales que no tenemos el poder gubernamental o el mismo carácter que se aparenta tener, de opinar y condenar cuando si por mucho conocen la noticia por el conflicto reciente y no los orígenes de lo que conllevó a esta situación de riesgo.

Desde El Dorado hacemos votos para que se instaure el orden lo más pronto posible, del respeto a los civiles e inocentes, de los refugiados y desplazados. Historias vemos de incluso compatriotas macronacionales, americanos y europeos, unos que están en la región del Donbás, otros, que se quedaron y otros más que lograron huir, son apenas testimonios en nuestro idioma. Falta conocer las demás historias, que seguramente muchas no se conocerán.